martes, 12 de octubre de 2010

Día 8: Costa oeste EEUU: Mono Lake, Pueblo fantasma de Bodie, y llegada a Yosemite

Esta página del blog describe el día 8 de 17 de nuestro viaje a Costa Oeste de Estados Unidos.

Resumen del día

  1. Salir de Mammoth Lakes y ver el Mono Lake.
  2. Visitar el pueblo fantasma abandonado de Bodie.
  3. Llegar al Yosemite National Park, ver la zona de las sequoias.
Es Martes 12 de Octubre y por la mañana nos levantamos pronto en la habitación del hotel de Mammoth Lake, rodeados de montañas. Hicimos el checkout, recogimos las maletas y bajamos al pueblo a poner un poco de gasolina (15 dólares) y a comprar comida (desayuno, agua,...) en el único supermercado que encontramos.

Visita del Mono Lake y del pueblo abandonado de Bodie

El lago Mono está muy cerca de Mammoth Lakes, y también el pueblo abandonado de Bodie. Esto es lo que teníamos planeado ver durante toda la mañana de hoy. Observad en el mapa que nos encontramos relativamente cerca de la zona de Yosemite, donde iríamos por la tarde.


El trayecto hasta Mono Lake fueron unos 45 minutos, y llegamos a las 09:30 de la mañana. Dejamos el coche en el aparcamiento de la entrada sur. Ahí validamos nuestro Anual Pass con el ranger que había en la caseta. El Mono Lake es conocido por la variedad de aves que lo usan en sus rutas migratorias. También tiene las tufas, que son unas estructuras calcáreas que se han ido formando en la tierra por esa zona, y que tienen su valor mineral:


El lago se compone de agua muy salada, así que pocos peces pueden habitarlo.  Estuvimos paseando por la zona, que estaba muy tranquila de turistas, como todo el viaje por el momento:


La visita al Mono Lake está bien porque se aprovecha que viene de camino hacia Bodie, pero con una hora hay más que suficiente para ver bien todo el lago. Tampoco es que fuera lo más espectacular del viaje, simplemente curioso, pero si hubiéramos ido con prisas nos lo hubiéramos saltado.

A las 10:30 volvimos al aparcamiento, y Kelita cogió el coche para conducir hasta el pueblo abandonado de Bodie.

En media hora llegamos. Al final de todo la carretera se estrecha, y ya deja de estar asfaltada para converirse en un camino, así que cogí el volante de nuevo. El pueblo abandonado de Bodie no entra en el Anual Pass, por tanto nos costó 7 dólares por persona el acceso. También venden por 2 dólares un prospecto con la lista de casas que tiene el pueblo. Es necesario tenerlo, porque si no no te enteras de la historia de las casas antiguas que vas a ver.

Dejamos el coche en el aparcamiento a las 11:15. Y desde ahí ya divisamos todo el horizonte del pueblo que íbamos a ver. Un pueblo que fue la tercera ciudad más poblada de California, durante la fiebre del Oro, porque se había encontrado oro en las montañas. Cuando el oro se acabó, la ciudad fue abandonada. Y así se dejo tal cual la encontramos ahora (lógicamente con sus respectivas restauraciones). Me recuerda a la película de Lucky Luke el intrépido, cuando al final se abandona la ciudad de Daisy Town tras encontrar oro en otro sitio.


El mapa que nos dieron al entrar al pueblo ya te propone una ruta para poder ver todas las casas. Y de cada una, te da una breve descripción. Empezamos por la calle principal del pueblo, donde vimos la iglesia:


Coches abandonados:


Una antigua planta procesadora de trigo:


Más casas del pueblo, siempre por suerte con pocos turistas:


En total estuvimos unas dos horas recorriendo el pueblo, mirando las casas a través de los cristales (sólo se pueden ver desde fuera), pasando por el Saloon, ... fue bastante divertido. Lógicamente las casas están restauradas y ahora no deja de ser un punto de atracción turístico. Pero según nos han contado, el pueblo abandonado de Bodie es más realista que el otro que tiene California para los guiris, que es el de Calico, donde lo han hecho bastante más "artificial".

Volvimos al coche, y paramos a comer en el pueblo más cercano, que era Lee Vining. Como siempre, no teníamos mucha idea de qué buscar, y por casualidad encontramos un restaurante a pie de carretera llamado Nicely's donde comimos unas buenísimas cheeseburguers, con un montón de patatas, bebida,... (habitual en estos restaurantes de Estados Unidos) por 25 dólares los dos.

Entrada al Yosemite National Park, por el Tioga Pass


Antes de ir hacia Yosemite, cargamos el depósito de gasolina en el propio pueblo. Siempre hay que entrar a los parques nacionales con el depósito lleno. Dentro hay pocas estaciones de servicio, y el precio del combustible es carísimo, solo para gente poco previsores.

Para entrar al Yosemite National Park des de la parte más occidental de California (donde nos encontrábamos), se debe cruzar forzosamente el valle del Tioga, y la única carretera accesible es por un puerto de montaña conocido como el Tioga Pass. No está abierto todos los días del año, sólo cuando hace buen tiempo (de Mayo a Noviembre más o menos). En invierno, por tanto, está cerrado. Ya teníamos previsto que lo encontráramos abierto, si no, para acceder al parque hubiéramos tenido que hacer un rodeo de más de ocho horas en coche.

En total, desde Lee Vining hasta el Tioga Pass hay aproximadamente una hora y media. Y luego, hasta el primer punto del parque nacional que queríamos visitar, otra hora y media más. No eran muchos kilómetros (unos 160 aprox), pero las carreteras son de montaña y forestales, y no se puede correr demasiado: el límite de velocidad es muy bajo, hay muchas curvas, conductores lentos,...


Tras cruzar el Tioga Pass nos paramos para descansar y tomar algunas fotos porque el paisaje era muy bonito. Como dije, es un puerto de montaña, y creo que es el punto más alto de los Estados Unidos que estuvimos en todo el viaje.


Llegamos a la garita de acceso el parque nacional de Yosemite, y enseñamos el Anual Pass con el que se incluía la entrada. A partir de aquí, nuestro destino que era el bosque de sequoias de Mariposa Groove, y teníamos que cruzar casi todo el parque pues estaba casi al otro extremo, junto al hotel.

Aún así, el viaje no se hizo pesado porque el paisaje boscoso era muy impresionante.  De vez en cuando parábamos a tomar alguna foto:


Aunque en el día siguiente cuento en detalle lo visto por Yosemite, ahora que hemos estado podemos decir que no fue el parque más espectacular del viaje, pero si el más bonito:


Se debe conducir con cuidado respecto a la fauna anima que habita el parque: sobretodo osos, ciervos o jabalíes que puedan estar cruzando las carreteras. ¡Lástima que no encontramos ningún oso!

Llegamos a Mariposa Groove a las 18:00, y ya quedaban pocos minutos de luz de sol. Así que nos dimos prisa en ver la zona. Aquí es donde está la mayor concentración de sequoias del parque. NO está aquí la famosa General Sherman, la sequoia más grande de EEUU. Ésa está en el Sequoia National Park, un parque al que no tuvimos tiempo de ir.

Pero las que había en Yosemite eran igualmente altísimas y espectaculares. Hicimos foto a las más típicas:


Esta es el Grizzly Giant, de las más altas del parque:


En ésta debías pasar por debajo para seguir el camino:


A las 19:00 nos quedamos sin luz, así que decidimos volver al coche.

Pasar una noche en el parque de Yosemite


Nuestro hotel esta vez estaba dentro del parque. Era el Wawona Hotel. De estilo rústico era muy bonito pero poco cómodo. Nada más llegar, nos costó encontrar aparcamiento porque había muy poco sitio para coches. Además, no puedes dejar nada en el maletero, porque por la noche los osos pueden campar a sus anchas, y abren los coches con sus garras con suma facilidad.

El hotel es antiguo, y está divido en diferentes áreas. Para llevar las maletas debes subir y bajar escaleras entre los edificios, y no hay ascensores. Las habitaciones no tienen lavabo propio, si no que son compartidos. No hay pisos de altura, y por las ventanas de tu habitación te puede ver la gente pasar, así que hay que tapar bien las cortinas. La puerta es sencilla y se oye mucho ruido. La decoración muy antigua. La cama, alta, de las clásicas, mobiliario muy sencillo (ni una simple mesita de noche), un solo enchufe para toda la habitación, nada de WIFI,...

Pero bueno, estábamos durmiendo en el medio del parque nacional de Yosemite. Los hoteles lujosos ya los disfrutaríamos a partir del día siguiente en San Francisco y Los Angeles. Ahora tocaba estar en contacto con la naturaleza, y dormir en el hotel Wawona fue toda una experiencia.


Para ducharnos (recordad que la habitación no tenía baño propio) tuvimos que esperar un poco, pero en la cola conocimos a otros españoles que estaban haciendo una ruta similar por la costa Oeste como nosotros, aunque ellos se quedaban muchos días en el parque.

Esa noche estábamos tan cansados que cenamos patatas chips y galletas que teníamos compradas de la mañana, y con eso nos fuimos a dormir.

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