Esta página del blog describe el día 17 de 17 de nuestro viaje a Costa Oeste de Estados Unidos.
Resumen del día
- Devolver el coche de alquiler en el aeropuerto LAX.
- Tomar un avión de Los Angeles a Nueva York.
- Tomar otro avión de Nueva York a Barcelona.
Salida de Los Angeles a Nueva York
El regreso consistía en un vuelo de Los Angeles-LAX a Nueva York-JFK, con la compañía American Airlines. Y en el aeropuerto de JFK, un enlace ya directo hasta Barcelona-El Prat, también con la misma compañía.
Nos levantamos prontísimo aquella noche, el avión salía a las 08:10 de la mañana y antes teníamos que devolver el coche de alquiler.
Recogimos todo de la habitación (perdí mis gafas de sol en el proceso, ya me di cuenta en BCN al regresar), desayunamos algo que teníamos comprado del supermercado la noche anterior, e hicimos el checkout del hotel. Recuerdo que era el The Westin Bonaventure, y lo recomendamos a cualquier viajero que nos lea.
Ya con las maletas listas fuimos hasta el coche, eran las 04:30 de la mañana aproximadamente. Por supuesto todo oscuro y nadie en la calle. Metimos todo y nos dirigimos al aeropuerto de Los Angeles, el LAX uno de los más grandes del mundo. Llegamos en una media hora, sin ningún tipo de tráfico. La empresa de coches de alquiler estaba en el propio aeropuerto, y nos costó nada encontrarla.
Dejamos el Ford Focus con unos 800 kilómetros hechos en total. En total hicimos por tanto en el viaje unos 4.200 kilómetros si sumamos lo recorrido con el Hyundai Sonata en la primera parte del viaje, más éste.. La empresa revisó la documentación (todo en orden) y ahí mismo nos esperaba un autobús lanzadera para llevarnos hasta las diferentes terminales.
LAX es un aeropuerto grandioso. Las terminales se reparten por las diferentes compañías aereas. American Airlines tiene una terminal propia para ellos solos. Cuando llegó nuestro turno bajamos del autobús, y sacamos los billetes online directamente desde una máquina, sin tener que hacer cola. Facturamos las maletas y las dejamos en una cinta, un poco desconfiados de que llegara bien a Nueva York y de Nueva York a Barcelona.
La terminal en sí no tenía demasiado. Pasamos el control en seguida. Para salir apenas nos revisaron nada, los controles duros son para entrar al país, no para abandonarlo.
Esperamos un rato paseando por la terminal y embarcamos puntualmente. No vimos ningún famoso en el aeropuerto.
El vuelo hasta Nueva York duró unas cinco horas y media, que alternamos durmiendo y viendo series en el netbook.
Los asientos del avión no eran demasiado cómodos, y no teníamos ningún tipo de pantallita con juegos, películas, etc... para cada pasajero, como si tienen otras compañías. Aquí sólo había la típica pantalla pequeña en el techo, para varias filas, y podías escucharla con tus propios auriculares.
Cuando llegamos a Nueva York tuvimos que adelantar los relojes tres horas. Por tanto, habíamos llegado en realidad a las 17.00 de la tarde, aunque para nosotros era mediodía. Aquí ya se empieza a entender el jet lag, y aún nos quedaba cruzar todo el Atlántico.
Viaje de Nueva York a Barcelona
Al bajar del avión en Nueva York nos quedamos todo el rato con la duda de si teníamos que coger nuestras propias maletas y meterlas en la cinta del siguiente avión (como hicimos a la ida). Pero no había que hacer nada, se encargaron de todo la propia compañía. Aún así, recuerdo de estar un buen rato preocupado de si se aclararían o si podríamos perderlas.
El siguiente avión salía a las 19:30 de la tarde. Tuvimos por tanto unas dos horas muertas en las que no puedes abandonar el aeropuerto, por tanto paseamos por la terminal de American Airlines en el JFK, que también era enorme. Acabamos gastando parte de los últimos dólares en billetes pequeños que teníamos en algunas chucherías tontas que te compras cuando estás aburrido en un aeropuerto.
El avión a Barcelona salió también puntual. El viaje son unas ocho horas, pero hay que sumar seis horas más de diferencia horaria.
Por tanto, aunque en verdad habríamos llegado a Barcelona en total a las doce de la noche, en realidad eran las 09:00 de la mañana del día siguiente.
El vuelo de Nueva York a Barcelona fue en el mismo tipo de avión que el resto: no demasiado cómodo, ningún tipo de entretenimiento excepto el que llevaras tu mismo, pero la comida buena y la bebida incluida.
Cuando llegamos a Barcelona pasamos el control de entrada que en nuestro caso al llevar pasaporte español fue un mero trámite de pasar por una taquilla. Y nos fuimos a la cinta de las maletas. Que suerte que las nuestras salieron casi de las primeras. Asegurando que llevábamos todo (aquí me di cuenta que perdí las gafas de sol el último día), fuimos a la salida donde nos esperaban mis padres para llevarnos a casa en coche.
Estabamos bastante cansados y el jet lag parece que al principio no te va afectar, pero te viene todo de golpe a la que duermes por primera vez. Agradecimos que vinieran a buscarnos y les fuimos contando todos los detalles de la luna de miel.
¡Fin de viaje!