lunes, 2 de noviembre de 2015

Roma: día 4: Villa Borghese, Sta. María la Mayor, y regreso

Última mañana en Roma

Hoy teníamos nuestro última día en Roma. Nos levantamos pronto y cogimos fuerzas con el último desayuno que haríamos en el hotel.


La verdad es que en los tres días anteriores ya habíamos visitado todo lo que teníamos previsto de antemano, y hoy sólo teníamos unas pocas horas porque el avión de vuelta salía a las 14:00, y teníamos que hacer el trayecto desde Termini hasta Fiumicino.

Decidimos hacer las maletas, hacer el checkout, dejar el equipaje en recepción, y salir pronto a pasear por Villa Borghese.

Parque de Villa Borghese

Gastando los últimos minutos de nuestro billete de 24 horas comprado el día anterior, fuimos en metro hasta Flaminio, para visitar el parque de Villa Borghese. Llegamos antes de las 09:00.

El parque es grande y tranquilo, y podemos ver lo más destacable, pero sin entrar al museo que hay dentro lógicamente.



Después de una hora paseando por el parque, y hacer un largo recorrido de bajada para volver al Metro, nos fuimos a ver Santa María la Mayor, las últimas de las iglesias que teníamos apuntadas para visitar.

Santa María la Mayor

La última iglesia que veríamos en Roma es la Basílica de Santa María la Mayor, que se encuentra cerca de Estación Termini.




Tras visitarla por dentro y por fuera, cogimos el último autobús para el hotel a recoger las maletas. Así acabó de cansada Kelita tras este viaje, la verdad de caminar MUCHO.



Regreso a casa

Ya con las maletas paramos un momento en el mismo supermercado cercano al hotel a comprar comida para llevar para el tren desde Termini hasta Fiumicino. Volvimos con el mismo Leonardo Express que usamos para llegar el primer día.

En el aeropuerto, nuestro vuelo de Ryanair se retrasó una hora y media, lo que fue un auténtico fastidio.

Almenos, mientras esperábamos tirados en la puerta de embarque, me pude tomar el único Capuccino de todo el viaje en la cafetería de la Terminal, pues aún no había tenido tiempo antes de tomarme uno.



Llegamos a Barcelona con más de dos horas de retraso, cansados, pero con la misión cumplida de haber aprovechado bien todos los días del viaje.

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