viernes, 17 de octubre de 2014

Día 1: Viena: Centro

Resumen del día

  1. Llegada a Viena en avión y checkin en el hotel
  2. Visita por el centro: Stephansplatz, Stephansdom, Mozarthaus, Franziskaner Platz
  3. Calles comerciales de Graben y Karntnerstrasse, y probar las tartas Sacher y Apfelstrudel.
  4. Palacio de Hofburg de noche
  5. Ópera Wiener Staatsoper de noche
Es Viernes 17 de Octubre, y hoy iniciamos nuestro viaje de cuatro días a Viena. Primera vez que Kelita y yo nos vamos tantos días fuera, sin la niña, que dejamos en cuidado de abuelos.

Salida de Barcelona y llegada a Viena

Fuimos con NIKI Airlines, una compañía austriaca low cost que monta vuelos conjuntos con Air Berlin. No tuvimos NINGÚN problema, todo lo contrario: buen precio, posibilidad de checkin online directamente des del móvil, y puntualidad en la salida y llegada. Recomendable 100% para los viajeros, nos sorprendió gratamente.



El aeropuerto de Viena es el Flughafen Wien, que está en las afueras de la ciudad. Bastante pequeño para ser la capital de Austria (el de Barcelona es MUCHO más grande). Enseguida llegamos al enlace con los trenes de cercanía. Hay dos opciones, un tren llamado CAT que te deja en menos de 20 minutos en el centro de Viena, pero es carísimo. Y el tren regional U7 que en 30 minutos te deja en la misma estación: Wien Mitte, y no cuesta ni una tercera parte que el otro. Cogimos esta segunda opción. Los billetes costaron 3.90€ cada uno, y aunque no lo sabíamos, no incluía luego el trasbordo de metro, al que casi sin darnos cuenta entramos sin pagar, porque no hay barreras. Por suerte, no encontramos revisor.

Y es que en Viena el acceso al Metro no está controlado por barreras validadoras. Cada uno es libre de decidir si lleva elbillete válido (sencillo, de 1-2-3 días, o semanal). Eso si, la multa si te atrapa un revisor es alta. En todo el viaje, teniendo en cuenta que hicimos MUCHOS viajes en metro, sólo vimos UNA vez revisores, y estaban pidiendo billetes a otro grupo de gente. Quiero decir que podríamos haber hecho todos los viajes gratis, pero mejor no arriesgarse.

Llegada al Hotel

Reservamos el hotel Meininger Downtown Sissi Viena, al que llegamos al mediodía. Ubicación bastante buena, a 5 minutos andando de la parada de metro de Schottenring, al lado del canal del Danubio. Amables en recepción (nos dieron un mapa muy útil de callejero + plano de metro), buen inglés, WIFI gratuito, y también guardamaletas sin sobrecoste. No desayunamos ningún día ahí.

La habitación, sencilla pero cumplidora. Para una estancia de turismo en Viena, más que suficiente.


Llovía fuertemente en ese momento en Viena, por suerte, paró justo cuando empezamos nuestra visita a la ciudad.

Paseo por el centro histórico

Tras dejar todas las cosas en la habitación fuimos andando hasta la zona que se llama The Ring, que es el centro histórico. Siempre cogiendo como referencia la Catedral de San Esteban (Stephansdom). Nos orientamos bastante fácil en el mapa, a pesar de la complejidad de los nombres en alemán. Llegamos en unos 20 minutos andando, ya sin nada de lluvia.

Aquí estábamos en la Plaza de San Esteban (Stephansplatz), con la Catedral, que no es ni de lejos el edificio que más nos gustó de la ciudad, ni una de nuestras catedral favoritas de todas las que hemos visto (el Duomo de Milán, Sultan Ahmed en Estambul, el Pilar de Zaragoza... siguen siendo insuperables).

Como eran pasadas las 15:00 de la tarde, y sólo habíamos comido un pequeño bocadillo en el avión, decidimos comer en Pizza Bizi, cerca de la plaza. Porciones de pizza enormes y buenísimas por 3 euros. Con tres porciones y una bebida a compartir, más que suficiente, comimos por 10.80€.


A partir de aquí, entramos a la Catedral de San Esteban. La vimos por dentro (gratuito) y pagamos 5€ por persona para subir en ascensor a la torre de la campana Pummerin, y otros 5€ por hacer una visita guiada en inglés por las catacumbas. Ninguna de las dos cosas vale la pena. Con ver la Catedral por dentro es más que suficiente.


El problema de subir a la campana es que no hay buenas posiciones para fotos, por estar todo muy enrejado, a pesar de que hay una buena panorámica de la ciudad.


Y en la visita a las catacumbas no se pueden hacer fotos. Pero, la verdad, éstas respecto las de París o las de Estambul, no hay punto de comparación.

Una vez finalizadas ámbas visitas salimos a hacer fotos desde fuera a la plaza, rodeando toda la Catedral.


En la plaza hay señores vestidos de época de Mozart, que te intentan vender conciertos de música clásica en el Schonbrunn o en otros palacios de música de la ciudad. También un punto WIFI gratis.

A continuación, a pocos minutos a pie llegamos a Mozarthaus, la casa donde vivió Mozart durante unos años, y que ahora es un museo, al que no entramos por ser carísimo.


Continuamos también andando hasta Franziskanerplatz, donde está la Iglesia de los Franciscanos que visitamos por dentro. Bastante más modesta. Volvimos a la plaza de San Esteban.

Paseo por las calles comerciales

Justo en una de las esquinas de la plaza de San Esteban empiezan dos de las grandes calles comerciales del centro de Viena: Graben y Karntnerstrasse.


Vimos Peterskirche por fuera, y nos hicimos fotos en el monumento a la Peste, el Wiener Pestsäule, cerca del Cafe Europa.


Girando la calle Graben a la izquierda, por Kolhmarkt, en pocos minutos llegamos a la Iglesia de San Miguel y al Palacio Imperial de Hofburg (que visitaríamos dos días después por dentro).


Empezaba a anochecer, por suerte la temperatura no era muy fría. Volvimos por las mismas calles, todas con tiendas importantes, y decidimos ir a probar las famosas tarta Sacher y pastel Apfelstrudel, en una cadena de pastelerías vienesa llamada Aïda, en Singerstrasse. Dos porciones de tarda y unos chocolates calientes con nata, por 11.80€ en total. La tarta Sacher buenísima, en cambio el pastel a mi no me gustó.


Ya de noche, tiramos por Karntnerstrasse, otra de las calles comerciales más famosas de la ciudad.


Hicimos una parada para ver la joyería Swarovski, empresa original de Austria.


También estuvimos en la plaza con la Cripta de los Capuchinos (Kaisergruft), donde están enterrados muchos de los emperadores austríacos.


Al final de la calle, está el Hotel Sacher (creador de la famosa tarta) y la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper).

La Ópera, a la que íriamos dos días después a ver una obra, es difícil de fotografiar, y más de noche.


Eran casi las 20:00 de la noche. A ésa hora todos los comercios cierran, y la verdad estábamos cansados. En un supermercado de la cadena Billa, cerca de Karlsplatz, compramos unas ensaladas envasadas para cenar, que nos llevamos ya para comer en el hotel. Esta vez no fuimos andando, si no en metro. Es un servicio limpio, seguro y muy puntual. Vale la pena.

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