Resumen del día
- Visita al Palacio de Schonbrunn con el Sisi Ticket
- Comer en la cervecería Salm Brau
- Paseo por los Palacios de Belvedere
- Visita al Museo del Mueble (Hofmobilien Depot)
Es
Sábado 18 de Octubre, y hoy nos levantamos pronto para ir a ver
Schonbrunn, seguramente el Palacio más visitado de Viena.
Visita al Palacio Schonbrunn
La mejor manera de llegar a
Schonbrunn es en metro, pues hay una estación a cinco minutos andando. Salimos a las 08:00 de la mañana del hotel, y llegamos en unos 20 minutos. El metro en Viena es limpio y puntual.
Llegamos con miedo de que hubiera muchas colas para comprar las entradas, pues eso habíamos leído en foros de viajes. Por suerte, supongo que Octubre ya no es temporada alta, no había casi nadie cuando llegamos, a las 08:30.
Ésta es la foto de las taquillas, sin colas:
Sólo, durante la visita, algunos pequeños pelotones de japoneses. Es de agradecer que ahora van todos con auriculares
bluetooth, por tanto, su guía no molesta porque va hablando bajito por un micrófono.
Para la visita, compramos un
Sisi Ticket, una entrada combinada que costó 25,50 € a cada uno, e incluía la entrada al
Palacio de Schonbrunn, al
Museo del Mueble (que iríamos por la tarde) y al
Palacio de Hofburg (que iríamos al día siguiente). Tras la experiencia, y teniendo en cuenta que el Museo del Mueble no nos gustó NADA, creemos que NO vale la pena coger este Sisi Ticket.
También hay que decir que no es obligatorio pagar para ver Schonbrunn y los jardines por fuera, la entrada es libre. Sólo hay que pagar si quieres verlo por dentro, o entrar a determinadas zonas, como un laberinto ajardinado, o un pequeño zoo que hay cerca.
Sobre la visita: la audioguía viene incluída, y trae todo muy bien explicado. También hay guardarropa gratuito: no dejan entrar mochilas.
Este emplazamiento se convirtió en la residencia de verano de los Emperadores de Habsburgo a partir del 1800. Aquí residieron
Francisco Esteban y
María Teresa primero, y
Francisco José y
Sissi después. Casi toda la visita por las habitaciones del Palacio, pues, trata sobre estos personajes.
No se pueden hacer fotos en las habitaciones durante el tour, pero bueno, alguna sacamos de tapadillo, dado que había tan poca gente:
A mi la visita me gustó, porque la historia de los Emperadores y cómo vivían me parece muy interesante. Estuvimos una hora en total, se ven unas 40 habitaciones.
Luego, al salir, estuvimos paseando por los jardines que rodean Schonbrunn, por la parte de detrás del palacio. Hacía un día perfecto, mucho calor, para ser mitad de Octubre.
Cerca hay un jardín de pago llamado
Jardín del Príncipe Heredero, que de verdad NO vale la pena gastarse el dinero.
A partir de aquí, empezamos a andar hasta dirigirnos a
La Glorieta que se ve al fondo, con un lago.
Al llegar a la glorieta, se puede pagar para subir a la terraza por un ascensor. No incluído con el
Sisi Ticket. Además, que no ganas demasiada altura, así que las vistas y las fotos son las mismas: NO vale la pena.
Tras tomar las fotos desde la glorieta, volvimos por nuestros pasos hasta el palacio, que observamos por última vez antes de marcharnos.
Conclusión Schonbrunn
Mi opinión del palacio es que es precioso, pero NO supera la grandeza de
Versalles (Francia): para mi el palacio imperial más bonito que he visto.
Comer en Salm Brau
A las 12:30 acabamos Schonbrunn, y decidimos coger el metro hasta
Staadpark e ir a comer a un sitio recomendado por el foro de
Los Viajeros: el restaurante
Salm Brau.
Se encuentra justo al lado de la entrada a los Palacios de Belvedere, que justo es lo que queríamos ver al mediodía. Así que perfecto.
El restaurante es una típica taberna vienesa, que elabora sus propias cervezas. Las camareras se apañan muy bien en inglés. Pedimos el
Surstelze, que es como un codillo a la brasa, muy crujiente, acompañado de una mostaza un poco picante. Es un plato para dos personas más que suficiente, de hecho, sobró mucho!
Con las cervezas y un aperitivo, salió por
35€ los dos.
Visita a los Palacios de Belvedere
Aún con el estómago pesado por la digestión del super-codillo, fuimos a ver los
Palacios de Belvedere, cuya entrada está a 1 minuto del restaurante.
Los palacios: el inferior y el superior, son preciosos. En este caso, también es gratis verlos por fuera. Y en este caso, es más que suficiente.
Tras acabar con Belvedere, volvimos andando hasta el metro para ir a ver el
Museo del Mueble, ya que lo teníamos incluido en el
Sisi Ticket.
A partir de aquí, empezamos a gastar abonos de metro por días, con viajes ilimitados. Nos saldría más a cuenta.
Museo del Mueble
Antes de entrar al museo paramos a tomar unos cafés cerca de
Mariahilfer Strasse. Y ya entramos a visitar el museo, que cerraba en menos de dos horas. La verdad es que para mi fue una visita bastante prescindible. Fuimos únicamente para probar, porque nos entraba con el
Sisi Ticket, pero para mi no vale la pena.
Está lleno de mobiliario real (como el nombre indica), algunos escudos, armas, etc... y luego diferentes exposiciones sobre películas en que cedieron algunos objetos, y te enseñan vídeos con las escenas donde aparecían. Para mi, que no he visto las películas de Sissi Emperatriz, no me resulto demasiado interesante.
Además, el famoso cuadro retrato de la Emperatriz que tienen aquí (y que da publicidad al Museo), no es el original:
Al salir del Museo (estuvimos una hora, no mucho más) ya eran más de las 17:00 y empezaba a oscurecer. Como teníamos viajes de metro ilimitados, decidimos ir a ver algunos edificios de noche.
Viena de noche
Primero fuimos en metro a ver el
Rathaus, el ayuntamiento. Difícil de fotografiar, y más de noche.
También vimos la iglesia de
Votivkirche y el edificio principal de la
Universidad de Viena.
Como ya era algo más tarde, de la lista de sitios de
Los Viajeros que habíamos apuntado ir a tomar algo nos decidimos por el
Cafe de l'Europe, cerca de la Catedral de San Esteban.
La terraza estaba a tope. Nos alegramos de encontrar una mesa que se vaciaba rápido, pero para nuestra sorpresa descubrimos que estábamos en la zona de fumadores, así que tuvimos que cambiarnos más tarde.
Estando ya cansados de todo el día, para cenar pillamos unos clásicos perritos calientes vieneses, y ya nos volvimos al hotel a descansar