domingo, 2 de octubre de 2011

02/10/2011: Greenwich Village, Columbus Circle, regreso a Barcelona

Esta página del blog describe el día 9 de 9 de nuestro viaje a Nueva York, Washington y Cataratas del Niagara.

Resumen del día

  1. Pasear por la zona de GreenWich Village y el Washington Square Park.
  2. Ver las casas de Sex and the City i Friends.
  3. Parar en Columbus Circle.
  4. Fin de viaje Regreso a Barcelona.
Es Domingo 2 de Octubre, nuestro último día en Nueva York. Ya no era válida nuestra tarjeta de siete días del MetroCard, así que el objetivo de hoy era ver lo máximo posible con desplazamientos cortos. Además, las fuerzas ya no eran las del primer día. Ésta es la jornada en la que hicimos menos fotos, además solo tuvimos medio día.

Sólo nos quedaba pendiente la zona de Greenwich Village, que es bastante grande. El resto de cosas de Nueva York por suerte lo habíamos podido ver según lo planificado los días anteriores.

Nos levantamos a las 09.00 y dejamos las maletas ya preparadas. El hotel tiene consigna, pero es de pago, nos costó 3 dólares por maleta.

Desayunamos en Tisserie, unos muffins y zumos de naranja naturales. Unos 10 dólares más o menos los dos.

Paseando por Greenwich Village


Pagamos un billete sencillo de metro que nos llevó hasta la 8t Street. Ahí vimos la Grace Church y la St Mark's Church in the Bowery, de los que oímos las locuciones.



Luego fuimos caminando hasta el Whasington Square Park, del que también escuchamos la locución. Nos quedamos un rato ahí sentados, es una zona muy tranquila de Nueva York. Había un músico que tocaba el piano en la plaza, y miembros de la fundación Livestrong regalando las pulseras.


Seguimos paseando por el Greenwich Village, hasta llegar a Perry St, que es donde vivía Carrie de la serie Sex and the City, que le gusta a Kelita. Se hizo una foto en las mismas escaleras donde se sentaba la protagonista a escribir sus artículos:


Justo al lado, en Bleckeer St, está la tienda de cupcakes donde las protas de la serie desayunaban antes de ir a sus trabajos.

Continuamos andando hasta llegar a Bedford St, donde está la fachada del edificio que se usa como imagen de la serie Friends, donde se supone que viven los protagonistas Chandler y Monica, aunque la serie está grabada en Los Angeles.


En la misma calle está el piso más estrecho de Nueva York, en el 75 1/2:


Paramos a tomas fuerzas comiendo unos snacks de manzana que venden en McDonalds por 50 céntimos de dólar, ¡que estaban buenísimos!. Continuamos andando hasta llegar a Broadway. Ahí escuchamos las locuciones de Nolita y de St Patrick's Old Cathedral.

Estuvimos también visitando las tiendas de la calle, vimos como se rodaba un spot publicitario con una modelo, y Kelita estuvo mirándose unas zapatillas Converse, que al final no se compró ahí si no ya en España.

Para comer, habíamos visto en internet que uno de los sitios de hot dogs más famoso es el Gray Papaya. Como creíamos que estaba cerca, fuimos andando. Realmente no estaba tan cerca como esperábamos, o nuestras piernas ya no daban más de si. Los perritos calientes estaban ricos, y vendían zumos tropicales. El sitio era baratísimo y normalmente hay muchas colas por lo conocido que es, pero nosotros tuvimos suerte y en media hora ya habíamos acabado.


Había que ir pensando en regresar, sólo nos quedaban un par de horas en la ciudad. Cogimos el metro pagando otro billete sencillo, y nos bajamos en Columbus Circle, la plaza con el monumento a Cristóbal Colón, que está cerca luego del hotel. Ahí nos sentamos un rato a descansar y observar el ambiente neoyorkino, la plaza justo conecta con una de las entradas al Central Park.


De regreso al hotel, nos fuimos quedando por última vez con todas esas calles que tantas veces habíamos pasado durante esta semana, y que por desgracia ya no volveríamos a ver.

Regreso a Barcelona


El avión salía a las 20.30 de la tarde, y teníamos que ir del hotel al aeropuerto JFK cargando las maletas. La intención era volver a usar el metro y luego AirTrain, tal como habíamos hecho a la ida.

Pero el tiempo se puso traicionero (con el buen día que nos había hecho por la mañana) y cayó de repente una tromba de agua brutal. Eran casi las 17.00 de la tarde, y no apetecía ir con las supermaletas mojándonos por la calle, las escaleras del metro, etc... Realmente el último día de viaje siempre vas cansado.

Mientras recogíamos las maletas de consigna, limpieza de dientes y aseo previo al vuelo de 9 horas de vuelta, etc... nos encontramos en el hall del hotel con un transferista de habla hispana que ofrecía trayectos al JFK por 20 dólares en su furgoneta. El AirTrain y el metro nos iban a costar también caros, y más incómodo. Por tanto, con el cash que nos sobraba decidimos irnos con el transferista. En la furgoneta íbamos nosotros, una pareja de italianos, y otra de ingleses. El hombre condujo bien e hizo el recorrido rápido, aunque el muy pájaro tenía la furgoneta repleta de carteles, en varios idiomas, recordando la "tradición y costumbre americana" de dar propinas tras acabar un servicio.

Llegamos a las 18.00 a nuestra terminal de American Airlines en el JFK. Nos bajamos de la furgoneta y nos fuimos directamente a los mostradores de la compañía. De nuevo, como en la ida, decidimos hacer el self check-in, en los ordenadores que la empresa tiene ahí mismo. Para nuestra sorpresa, no quedaban dos asientos juntos en todo el avión (¡cuando aún faltaban dos horas para embarcar!). Me quedó la duda de si hubiéramos sacado las tarjetas de embarque en el mostrador, nos hubieran puesto juntos. Tal y como lo hicimos, nos tocó uno delante de otro, en filas diferentes, y no puedes hacer ya nada ni tirar para atrás las tarjetas.

Hicimos el bag drop de las maletas y nos preparamos para el control de seguridad. En Estados Unidos, cuando llegas el control de seguridad es exigente y metódico. Cuando te vas, no lo es tanto. Si que debes pasar por los detectores de metal, revisar ordenadores y equipaje de mano, etc... pero ni punto de comparación con todas las preguntas y comprobaciones que nos hicieron al entrar al país.

Nos quedaba una hora y media muerta antes de embarcar, así que paseamos por las tiendas del aeropuerto. Gastamos los últimos dólares que nos quedaban en unos fresh baked pretzels, que son unos panes en forma de lazo con salsa de queso.

Matamos el tiempo mirando alguna serie que traíamos en el portátil, hasta que nos llamaron para embarcar. En la cola de Primera Clase vimos que estaba Ferran Adrià el cocinero.

El vuelo de vuelta fue tranquilo, y se me hizo muy poco pesado porque dormí casi todo el rato. Lástima que Kelita no es de tan fácil sueño, y el ir sola no le ayudó tampoco a quedarse tranquila para dormirse. Nos sirvieron cena y desayuno. Y ponían pelis, pero yo el poco rato que estuve despierto fue para organizar mis notas del viaje, con las que he escrito este blog, o repasar fotos y el presupuesto y que lo tuviéramos todo en orden.

Llegamos puntuales a Barcelona, incluso con adelanto. Ahí nos esperaban mis padres para llevarnos hasta casa a descansar. El jet-lag fue duro, pero lo superamos fácil gracias a los INCREIBLES recuerdos que nos llevamos de este viaje.

Fin

sábado, 1 de octubre de 2011

01/10/2011: Museo de Historia Natural, Upper West Side, ferry a Staten Island

Esta página del blog describe el día 8 de 9 de nuestro viaje a Nueva York, Washington y Cataratas del Niagara.

Resumen del día

  1. Visitar en detalle el Museo de Historia Natural, y ver también el Guggenheim y el Metropolitan Museum.
  2. Pasear por el Upper East Side y ver Bloomingdales.
  3. Compra de souvenirs en Chinatown y ver Tribeca.
  4. Coger el ferry gratuito a Staten Island.
  5. Cenar en el restaurante musical "Stardust".

Es Sábado 1 de Octubre y empezamos nuestro penúltimo día en Nueva York. Por primera vez en todo el viaje no nos pegamos un madrugón, si no que nos levantamos un poco más tarde, a las 09.00. Esa mañana notamos un cambio de clima brutal: bajada de temperaturas considerable respecto a días anteriores, y muchas nubes.

En Tisserie desayunamos pancakes con mermelada, y nuestros zumos de naranja natural, por 17 dólares los dos. Los pancakes los encontré demasiado empalagosos para mi gusto, ¡mucho mejor los muffins!


El plan para esa mañana era visitar el Museo de Historia Natural de Nueva York, que es el más famoso del mundo al respecto, y además a mi me hacía mucha ilusión ver porque todas las historias de las novelas de Pendergast que me gustan están relacionadas con el museo, que además ha salido en muchas otras películas.

El Museo de Historia Natural


A diferencia de otros museos de arte que hemos estado (que nos cansan rápido por no ser entendidos en la materia), éste museo nos gustó mucho.

Podríamos haber ido andando desde el hotel, porque se encuentra cerca, en uno de los laterales de Central Park, pero como aún nos duraba la MetroCard fuimos en metro. Fueron pocas paradas, y además hay la estación conecta directamente al museo por subterráneo.

El precio recomendado del museo son 15 dólares por persona. Pero en verdad también puede ser gratuito. Es decir, ellos sugieren que el precio estimado que deberías pagar por tu visita al museo, para mantener su conservación, sea ése. Pero tu puedes dar 15, 10 o 1 dólares,... lo que quieras.

Cuando llegamos a las taquillas, no había demasiada cola. Dimos cinco dólares cada uno por la entrada. Recordad que esto es así en la mayoría de museos de Nueva York: suggested prize. Por eso tal vez no vale la pena los passes que te venden con entradas a diferentes sitios de la ciudad, si sabes que incluye las entradas de los museos, pues en ellos puedes pagar lo que creas conveniente. Ninguna mala cara por parte del hombre en ventanilla por pagar de menos. Nos dio las entradas y punto. Entramos a las 10:15.

El museo es muy grande, y al principio nos perdimos por coger unas escaleras equivocadas nada más empezar, que nos dejó en la zona del Espacio. Luego nos orientamos mejor y llegamos al hall donde tienen el esqueleto de tiranosaurio y diplodocus:


Todo está repartido por diferentes sectores: mamíferos, aves, depredadores,... Cada animal tiene su propio espacio, y las piezas están muy logradas. Realmente es fascinante recorrer todas las salas, lástima que las fotos no salgan demasiado bien, y no le hacen justicia a todo lo que vimos:


Luego fuimos a la sección de culturas, desde los prehistóricos a los indios:


Y la conocida sección de dinosaurios:


También pasamos por la sección del mundo submarino:


Nos recorrimos todas las salas. Si vas a buen ritmo, en unas dos horas tienes el museo visto. Luego hay exposiciones adicionales que hay que pagar a parte, no entramos a ninguna.

Era casi la 13.00 cuando salimos. Tomamos alguna foto del museo por fuera, ya que al venir habíamos entrado directamente desde el metro:


Como estábamos en Upper West Side y queríamos ir a Upper East Side, decidimos cruzar el Central Park horizontalmente. Fue un trayecto corto andando, respirando aire fresco. Vimos otra vez un montón de runners, a pesar de que hacía un poco de frío.

Al salir al otro extremo del parque, compramos unas almendras dulces en un puestecillo (¡buenísimas! ¡¡¿porque no las descubriríamos antes?!!).

Estábamos en Upper East Side, donde viven las protas de la serie Gossip Girl que le gusta a Kelita. Cogimos un autobús que nos subió hasta el Guggenheim Museum. Tomamos algunas fotos desde fuera, pero no llegamos a entrar, porque este es privado y aquí si que hay que pagar una pasta, y encima es solo de cuadros:


Desde ahí cogimos otro autobús que nos bajó hasta la 59 St, pues queríamos ir a Bloomingdales, que son otros grandes almacenes de moda.

De bajada, pasamos por delante del Metropolitan Museum of Art, al que tampoco llegaríamos a entrar por falta de interés.

Como ya eran más de las 14.00, comimos algo en Delmonico Gourmet, que nos lo encontramos de paso. Por 20 dólares los dos comimos bastante bien, y tranquilos.

Tarde lluviosa


Todo lo que no nos había llovido durante el viaje, nos llovió entonces. Así que fuimos corriendo de comer a refugiarnos en Bloomingdales. Tras dar unas vueltas por las diferentes plantas de los almacenes, fuimos a una tienda de Clarks donde Kelita se compró unos zapatos. Como había parado un poco de llover tomamos una foto de Bloomingdales:


Descansamos un rato en el hotel, y luego nos preparamos para coger el ferry a Staten Island por la tarde. Primero paramos en Chinatown, en la estación de Canal St, donde compramos los gifts y souvenirs del viaje en las tiendas y puestecitos que había por ahí.

Luego nos acercamos a Varick St, en la zona de Tribeca, donde está la caserna que se usó como cuartel general para las películas de Cazafantasmas. Muy mal el flash aquí en estas fotos:


Luego nos fuimos en metro downtown, para coger el ferry a Staten Island. ¡Volvía a llover bastante!

Ferry a Staten Island


Staten Island es el quinto barrio de Nueva York, junto a Manhattan, Brooklyn, Queens y el Bronx. Al igual que Manhattan, es una isla. Pero ésta solo tiene conexión por mar, no hay puentes.

Staten Island Cruises es una línea de ferrys que conecta gratuitamente Staten Island con Manhattan. Es una buena manera para los turistas de tener diferentes vistas de la Gran Manzana y su skyline, y también de la Estatua de la Libertad, ya que el ferry pasa cerca de Liberty Island.

Cuando llegas a Staten Island no hay nada que ver, así que al acabar el trayecto se coge inmediatamente el ferry de vuelta. El trayecto dura unos 20 minutos, y el ferry sale cada media hora, así que da tiempo de ir y volver en el siguiente. El viaje es gratis y no hay que llevar billete sacado de antes: simplemente llegas y te subes.

Como llovía cuando llegamos al puerto, tuvimos que esperar un poco a embarcar al ferry, y subimos a las 19.30. Por suerte durante el viaje paró de llover, aunque hacía bastante frío así que estuvimos un rato en el exterior y luego ya nos metimos dentro de la cabina.


El recorrido es sencillo y en linea recta: ir y volver.

A las 20:30 ya estábamos de vuelta en Manhattan.

Cena en Stardust

Última noche en Nueva York. Para cenar, nos habían recomendado un sitio que está en la 6th Avenue que se llama Stardust. Es un bar musical donde los camareros cantan y bailan subidos a las mesas, a unas pasarelas que hay alrededor, etc... Es bastante animado y nos hacía gracia, verlo así que fuimos directamente al volver del ferry, para no pillar colas.



Al ser sólo dos personas, cuando llegamos a Stardust nos dieron mesa al instante. Pero había grupos de gente esperando en la cola. Fue divertido ver a los camareros que te sirven cómo se iban turnando para coger el micro y cantar o bailar, sólos o en grupo.



El resto de clientes (la mayoría eran neoyorkinos) también se lo pasaban en grande, y no paraban de echar propinas a los camareros.

La comida, cara y normalita: 25 dólares por persona por unos sandwich y cocacolas. Pero con el espectáculo, y siendo la última noche que cenábamos en Nueva York, podemos decir que estuvo bien.



Salimos casi a las 23:00 del restaurante. Antes de volver al hotel, decidimos pasear por última vez por Times Square, como para "despedirnos" de la Nueva York de noche. Ahí siempre hay multitud de gente: haga frío o calor y sea de día o de noche. Kelita paró en un Wallgreens a comprar cremitas y cosas que quería traerse para aquí.

Eran pasadas las doce y hacía un frío considerable. Nos fuimos al hotel a pasar nuestra última noche del viaje.

viernes, 30 de septiembre de 2011

30/09/2011: Rascacielos, Quinta Avenida, MOMA, Brookyln Bridge

Esta página del blog describe el día 7 de 9 de nuestro viaje a Nueva York, Washington y Cataratas del Niagara.

Resumen del día

  1. Subir a la azotea del rascacielos Top of the Rock, para ver las vistas de Nueva York
  2. Paseo y compras por la 5th Avenue: Abercrombie, Tiffany & Co, FAO Schwartz
  3. Ver la Grand Central Terminal, el Chrysler Building, y la sede de la ONU.
  4. Visitar el Museum of Modern Art de Nueva York, el MOMA.
  5. Cruzar el Manhattan Bridge o el Brookyln Bridge, viendo el skyline nocturno de Manhattan.
  6. Cenar el famoso Grimaldi's Pizza.

Es Viernes 30 de Setiembre, y tras el auténtico maratón de recorrido de ayer en Washington DC, hoy volvíamos a transitar por Nueva York, en un día que debía parecer tranquilo y que al final aprovechamos bastante para ver muchas cosas.

Desayuno como siempre en Tisserie, al lado del hotel: muffins y zumos de naranja natural enormes por unos 10 dólares los dos.

Hoy tocaba subir a un rascacielos de Nueva York para ver la ciudad desde arriba. Ahora que ya no están las Torres Gemelas, los más conocidos para visitar son el Empire State Building en la 5th Avenue o el General Electric Building, conocido también como Top of the Rock, en el Rockefeller Center.

Supongo que el primero lógicamente es más conocido, pero conocidos nuestros nos recomendaron más las vistas desde el Top of the Rock, así que nos dirigimos hacia Rockefeller Center.

Subir a lo alto del rascacielos Top of the Rock 


Subir hasta la última planta del Top of the Rock, para poder ver las vistas de Manhattan desde la azotea, cuesta 24 dólares. Nosotros teniamos un flyer de descuento de tres dólares, así que nos costó 42 dólares en total. Compramos la entrada en las propias taquillas en Rockefeller Center, sin colas.

A las 09:15 entramos al vestíbulo del General Electric Building. Validamos la entrada recién comprada, y nos ofrecen por un dinero más comprar un mapa con la descripción de los rascacielos. No vale la pena, llevadlo imprimido.

Llegamos a los ascensores, donde tampoco había nada de cola, y subimos. En el ascensor ponen un poco de espectáculo: apagan las luces y el techo del ascensor se ilumina y vas viendo una secuencia de imágenes mientras ves el contador de pisos subir como loco. La verdad es que subimos rapidísimo a la planta ático, fue una pasada.

Por un lado, tienes toda la vista de Central Park, Upper East y Upper West Side, y Harlem:


Y por otra del Empire State, Soho, y World Trade Center:


También divisas el río Hudson y New Jersey:


Otra foto más del Empire State Building con nosotros: (había muy poca gente con nosotros en la azotea del Top of the Rock, por lo que era muy cómodo verlo todo, pero siempre encontrabas a alguien para que te echara la foto):


Las fotos que hicimos están bien, pero creo que me habrá quedado mejor lo grabado con la cámara de video.

Al bajar del Top of the Rock, lo mismo: poca cola en el ascensor, y un poco de animación multimedia durante la bajada, que también fue rapidísima.

Como al salir del edificio estabamos en pleno Rockefeller Center, escuchamos alguna locución que teníamos pendiente de la zona, y pudimos hacer la foto de la famosa Estatua dorada de Prometeo, ya que el sábado pasado cuando vinimos estaba tapada por una exposición que ocupaba toda la plaza (ésta es la plaza donde en navidad ponen la conocida pista de patinaje sobre hielo que ha salido en tantas películas):


Ésta sería ya la útlima vez que veríamos el Rockefeller Center en nuestro viaje:


Paseando y comprando por la 5th Avenue


La Quinta Avenida es una de las calles que más cosas tiene por ver en Nueva York. Cuando acabamos del Top of the Rock, continuamos por la 5th Avenue dirección uptown, donde Kelita se maravilló con todas las tiendas que había por ahí.

La primera parada la hicimos en Abrecrombie & Fitch, una tienda de ropa donde tenía el encargo de comprarle un perfume a mi hermana. La tienda es muy moderna, incluso tienen un modelo chico y chica posando de verdad en la entrada, estuvo divertido entrar a comprar, eso era pijo pijoooo.

La siguiente parada fue en la mítica Tiffany & Co, de la que oímos la locución antes de entrar, y por supuesto hacían referencia a la película Desayuno con Diamantes de Audrey Hepburn.

Una vez dentro, aproveché para comprarle a Kelita su regalo por su 30 cumpleaños: un collar con un colgante en forma de corazón que ella misma eligió. Aqui posando orgullosa con su regalo:


La tienda es una pasada. Todo está cuidadosamente estudiado: ubicación de mostradores, iluminación, empleados, ascensoristas,... Incluso tuvimos la anécdota de equivocarnos primero y preguntar por el collar que Kelita quería, pero en la sección de colgantes de oro blanco y no la de plata. El precio era unos 2000 dólares..."oops! wrong section, silver in the second floor!"

Al lado está el descomunal edificio de la Trump Tower, del que entramos al vestíbulo para tomar alguna foto y pillar un poco de WIFI:


Seguimos subiendo por la 5th Avenue y vimos el Plaza Hotel, de la protagonista de la serie Gossip Girl que le gusta a Kelita.

Luego llegamos a la famosa juguetería FAO Schwartz, ubicada al final de la 5th Avenue casi tocando a Central Park, al lado de la Apple Store (que no pudimos ver porque estaba de obras y la habían trasladado al sótano de un hotel).



A parte de ser una tienda enorme, es conocida porque tienen el piano gigante que Tom Hanks tocaba con los pies en la película Big. Como había poca gente, por supuesto Kelita y yo nos subimos a tocarlo:


Aunque teníamos que ir evitando de comernos a algun niño de vez en cuando:


Tenían al lado su sección de LEGO, con alguna figura a tamaño real como Indiana Jones:


O Jack Sparrow, de Piratas del Caribe:


O la réplica de la Estatua de la Libertad:


Aqui acabamos la visita por la 5th Avenue. Como teníamos el hotel al lado, paramos un momento a dejar las cosas que habíamos comprado, Kelita cambiar calzado, y prepararnos para el mediodía.

La Grand Central Terminal, Chrysler Building, y la ONU


Nos bajamos directamente en la parada de metro que conecta con la Grand Central Terminal. Aquí se han grabado también muchas películas. La estación de tren es muy bonita, y siempre está muy concurrida de gente como es lógico. Escuchamos la locución y tomamos algunas fotos de dentro:


Y también desde fuera:


Continuamos bajando Lexington Avenue hasta llegar al Chrysler Building, del que oímos la locución. Es complicado tirarle fotos desde pie de calle...


Nos comimos unos hot-dog en un puestecito de la calle. Muy típico de Nueva York, el frankfurt estaba bueno y costó 2 dólares:


Luego entramos al vestíbulo del Chrysler Building, que en la locución dijeron que era impresionante y a nosotros no nos lo pareció tanto.

Seguimos por Lexington en dirección al edificio de la ONU. Paramos a por los postres en un Dunkin' Dounts, donde seis donuts rellenos nos costó sólo ¡4 dólares!


Después de reponer fuerzas con los donuts, caminamos unos 20 minutos más y finalmente llegamos al edificio de la ONU, que descubrimos que no se podía entrar. Así que solo pudimos tomar fotos desde fuera:


Y también del monumento para la paz que representa un cañón de revolver hecho un nudo:


Escuchamos la locución de la sede de la ONU, y como estábamos un poco mal ubicados para coger tren, decidimos coger un taxi que nos llevó al hotel por unos diez dólares. Allí descansamos un rato, porque por la tarde teníamos bastantes cosas que ver.

El museo de arte moderno MOMA


El MOMA es el museo de arte moderno de Nueva York. Es gratuito los viernes por la tarde de 16:00 a 20:00. Así que reservamos el Viernes de nuestro viaje para verlo. Nosotros somos poco de museos, nos cansamos enseguida, así que con una hora y poco tuvimos más que suficiente. Llegamos a las 16:15 al museo, andando desde el hotel.

Primero hicimos una cola para dejar las mochilas, pues no puedes ir con ningún bulto a excepción de la cámara de fotos.

No somos grandes expertos en arte (nosotros somos del ramo de la informática), así que en el folleto de la entrada te dicen cuales son las obras esenciales que ver para una visita rápida.

Como podías pedir una audioguía del museo gratuita en varios idiomas, de cada cuadro escuchábamos la explicación. Vimos esta famosa obra de Van Gogh:


También cuadros de Picasso:



Este siguiente cuadro se llama "Supremalist exposition: White on White", del 1918, y era un puto lienzo en blanco. Encima seguro que costaba una fortuna (WTF??):



Otros de Jackson Pollock, que es el pintor que parece que echaba cubos de pintura al lienzo para hacer sus cuadros:


El retrato de Marilyn Monroe de Andy Warhol:


Y en el patio del museo, algunas muestras de escultura modernas, todo rarísimo también:


Otra frikada de cuadro:


En fin, tras una hora y media en el museo, y habiendo escuchado las locuciones de todas las obras importantes, decidimos marcharnos. Devolvimos las audioguías y recuperamos nuestras mochilas, y a las 18:00 ya estábamos fuera.

Seguro que un entendido en arte se hubiera podido estar toda la tarde paseando por el museo, pero nosotros con este ratito ya tuvimos suficiente. Somos poco entendidos en arte, y aún menos en arte moderno y abstracto.

Los puentes Manhattan Bridge y Brookyln Bridge de Nueva York


Al salir, decidimos que sería esta noche cuando veríamos el skyline de Manhattan iluminado, desde los puentes de Nueva York. Hay dos: el Brooklyn Bridge y el Manhattan Bridge. El más conocido y turístico es el primero.

Nuestra intención era cruzar el Manhattan Bridge primero para ver una parte del skyline mientras aún no había anochecido, y luego cruzar el Brooklyn Bridge para ver de noche todo el skyline. Pero al llegar al principio del Manhattan Bridge nos dimos cuenta que era un recorrido muy largo para hacerlo a pie (hay que cruzar todo el East River), además está un poco solitario y se tiene que entrar desde Chinatown, y no nos gustan demasiado los chinatown de las ciudades. Así que cuando llegamos al principio del Manhattan Bridge, y vimos el tema, decidimos volvernos e ir directamente al Brookyln Bridge, que es al que van todos los turistas, y acertamos con el cambio.

Para ir al Brookyln Bridge nos bajamos en la misma parada de metro que el domingo pasado. Esta vez si que nos animamos a cruzarlo. Compramos de merienda otro perrito caliente más bebida en un puestecito que había nada más empezar la zona peatonal del puente.

Ya era de noche, así que las fotos con nuestra cámara no son muy buenas, pero el recuerdo que tenemos del skyline nocturno iluminado de Manhattan es espectacular.


Tomar las fotos, grabar vídeo, escuchar las locuciones,... en total estuvimos una media hora para cruzar el Brooklyn Bridge. Cuidado con los ciclistas que van por el carri bici, porque es inevitable que tú lo cruces andando para ir de un extremo a otro del puente, pero los ciclistas van muy rápido y yo no entiendo como no se comieron a ningún turista durante el rato que estuvimos por ahí.

Para cenar, queríamos ir al famoso Grimaldi's Pizza, que está justo debajo del puente de Brookyln, pero en el lado de Brooklyn, y nosotros estabamos ya en el lado de Manhattan. Además eran las 20.30 de la noche, así que seguro que volvería a estar petadísimo de cola.

Lo que mucha gente no sabe es que Grimaldi's Pizza abrió otro restaurante igual: misma carta, mismos platos, decoración, en Manhattan. Así que fuimos a este, y acertamos porque no hicimos nada de cola, y la pizza estaba deliciosa por lo que costó (unos 20 dólares entre los dos). Es el mismo, pero sin la horrorosa cola que hubieramos hecho para comer en el otro, que auqnue es el original, no vale la pena perder dos horas para conseguir una mesa. Aquí una foto de la super-pizza que nos zampamos:


Salimos de Grimaldi's Pizza ya pasadas las 22.00. Así que cogimos el metro uptown y nos fuimos al hotel a dormir.